Aunque estemos acostumbrados en casa a estándares de calidad muy altos para nuestros alimentos, a veces hay que adaptarse a los hábitos culinarios locales.
Vivir en un país conocido por su gastronomía nos vuelve inevitablemente algo exigentes con lo que hay en nuestro plato… ¡incluso cuando viajamos!
Sin embargo, hay que resignarse, antes de partir, a la idea de que será necesario hacer concesiones en nuestros hábitos alimentarios. También hay que esperar hacer en cada viaje cierto número de comidas llamadas «de subsistencia», donde lo importante es comer y no lo que se come.
Viajar nunca es la situación ideal para seguir estrictas reglas de alimentación saludable.
Incluso cuando la cocina local es excelente, puede llegar a cansar bastante rápido porque las opciones son limitadas y los menús repetitivos.
